Seis señales de la Segunda Venida del Señor Jesucristo

Como Iglesia nos corresponde conocer a fondo la Palabra de Dios para vivir el Evangelio y compartir el Mensaje del Señor con toda la gente que nos rodea.
En lo que va de este año 2011, no podemos menos que recordar las Palabras del Señor registradas en {Mateo 24:1-28} en donde se nos advierte que en los tiempos finales se levantarán falsos profetas, habrá guerras, hambres, terremotos, persecución y apostasía. Mucha gente afirma que estas calamidades siempre han existido en la historia de la humanidad.
Sin embargo, el Señor Jesucristo dijo claramente “oiréis…” {Mateo 24:6}. Lo cual, sin lugar a dudas, alude al hecho de que en estos tiempos las telecomunicaciones tienen una capacidad increíble de audiencia, y nos enteramos casi de inmediato cuando se suscitan estos siniestros. Por otra parte, debido al incremento de la población mundial, los seres humanos habitamos o transitamos en lugares altamente peligrosos, y a consecuencia de ello, muchas personas pierden la vida o resultan damnificadas por estos eventos.
El Evangelio es la proclamación de las Buenas Nuevas de Salvación en Cristo Jesús. Disfrutamos del maravilloso amor de Dios y de ello tenemos testimonio todos los creyentes. No es nuestra tarea una predicación basada en el miedo ni en la especulación. No obstante, tenemos la bendición de ver en la Santa Biblia la descripción detallada de lo que será el fin de la historia de la humanidad y vemos que el “principio de dolores”, es decir, las señales de la Segunda Venida del Señor Jesucristo son muy evidentes. Todas las profecías se han cumplido de manera concreta.
Es por ello que invitamos a meditar en las seis señales mencionadas por el Salvador en el pasaje antes aludido.
Seis señales de la Segunda Venida del Señor Jesucristo
1. Falsos profetas {Mateo 24:5}:
Hoy más que nunca hemos sido testigos del auge de las falsas religiones. Los promotores de dioses falsos, o de filosofías que alejan a la gente de la Palabra de Dios son parte de la vida cotidiana de todo el mundo. También contamos a quienes encantan del sincretismo, es decir, de la mezcla de verdades bíblicas y matices de espiritismo, de vudú y de esoterismo.
2. Guerras {Mateo 24:6}:
Una constante en las relaciones internacionales es la conflagración en donde grupos tribales se enfrentan por territorios o por venganza; países que atracan a otros para extender su hegemonía política o económica. Los conflictos en Egipto, Libia, Yemen y otras naciones de Asia y de África nos inquietan, pues las hostilidades pueden alcanzar niveles más altos y desatar guerras entre las potencias mundiales.
3. Hambres {Mateo 24:7}:
Como nunca, nos enteramos con tristeza de los millones de personas que mueren de inanición, como daño colteral a las guerras y a conflictos que en ocasiones nos es difícil entender. Por supuesto que hay niveles de gravedad en este problema, pero lo tenemos en nuestro contexto y en lugares muy lejanos a nosotros.
4. Terremotos {Mateo 24:7}:
 Este tipo de tragedia se dio en Japón, China y Myanmar, tan sólo con unas semanas de diferencia entre eventos. Por supuesto que el tsunami de Japón y la subsecuente fuga de material radicativo que ha llegado incluso a los Estados Unidos fue la noticia de ocho columnas. Con esto notamos que los países industrializados, al igual que las economías emergentes, son susceptibles de terribles tragedias.
5. Persecución {Mateo 24:9}:
De igual manera, hoy sabemos del ataque a las iglesias cristianas que se suscitan en casi todo el mundo. El odio hacia los cristianos puede tener raíces religiosas o políticas, pero finalmente, se ataca a personas pacíficas, qiue sólo desean adorar a Dios y proclarar el mensaje del Evangelio.
6. Apostasía {Mateo 24:12}:
Este versículo dice, textualmente, “el amor de muchos se enfriará”. Lamentablemente también notamos que muchas personas se acercan a la Iglesia temporalmente, pero la mayoría de ellas se apartan y muestran un decreciente amor por el Señor. Y qué decir de los cristianos que por diversas razones dejan de asistir a su congregación y no desean volver a formar parte del Cuerpo de Cristo.
Todos los asuntos presentados forman parte de nuestra realidad. Necesitamos orar por las víctimas de los incidentes descritos, para que finalmente conozcan el Evangelio. Y, como cristianos, tomar la firme decisión de ser más consagrados y constantes, parta testificar al mundo que en medio de todo el caos hay esperanza: que se entreguen el Señor Jesucristo como su Señor y Salvador.